sábado, 30 de noviembre de 2013

El espíritu de lo increado - Visita

Los viajeros ya habían llegado en donde Vania estaba. Ella estaba sentada en su sala, comiendo algunos bocadillos. Aquellos tocaron a su puerta. Ella abrió y les invitó a pasar. Vannigram presentó a su compañera con Vania. Vania les ofreció de beber y de comer. Vannigram rechazó cortesmente los alimentos que ella le ofrecía; Lidie aceptó y agradeció por ello. Vania estaba un poco nerviosa debido a los problemas que habían ocurrido, y que ella no conocía, no hasta hace un par de días. Todos estaban acomodándose ahora alrededor de la mesa. Vannigram, con un aire de solemnidad, comenzó la conversación en ese lugar.

—No hay necesidad de mentir de ahora en adelante. Mi nombre real es Vannigram. Necesitamos de usted. Usted estuvo en un gran peligro, como ya le he explicado antes, debido a que alguien peligroso quería hacerse con usted. Este ser es conocido como transportador, y puede alterar la estructura de las cosas. Usted es alguien a quien nosotros conocemos como Quintaesencia. Días atrás yo le había comentado el porqué de los cambios percibidos a su alrededor gracias a usted, pero no porque modificara las cosas, como lo hace el transportador. Verá, usted tiene la capacidad de desplazarse entre universos, bajo ciertas condiciones, y a un lugar conocido como increación. Esta es la razón por la cual el transportador la quería. También he de decir que este lugar del que hablo, la increación, está constituida por inmateria.
—Increíble, ¡y qué mentiroso es usted! ¿E inmateria? —preguntaba Vania mientras su entrecejo se fruncía.
—Así es. Nuestro multiverso, o la totalidad de universos en coexistencia, posee partículas que se comportan de distintas formas, aquellas que constituyen nuestra realidad física. Pero en la increación, las partículas de inmateria son totalmente diferentes. Una sola partícula puede ser usada para crear cualquier cosa, no importando las dimensiones de aquella, adquiriendo una infinidad de propiedades.
—Y, ¿usted qué me intenta decir? ¿Aquel que intentó atacarme quería la inmateria? ¿O no es acaso que ustedes la quieren?
—No, ni él ni nosotros la queremos. Nosotros lo que necesitamos es que se dirija hacia la increación para expulsar a los seres que viven ahí, es decir, a los increados. Se nos ha informado que el multiverso está siendo destruido, poco a poco, debido a ellos.
—¿Y cómo se supone que voy a hacer algo así? ¿Y cómo es que yo puedo moverme entre universos?
—Todas estas dudas serán despejadas. Necesitamos permanecer con usted. Usted debe de estar versada en el uso de sus habilidades. No tenemos mucho tiempo. Este universo está por morir, además de que un ser, conocido como metaser, está dirigiéndose hacia la increación. Este ser es muy peligroso, tanto como el transportador.

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jueves, 28 de noviembre de 2013

El espíritu de lo increado - Una alternativa

Había sido un total fracaso el control de la Quintaesencia. Markem lanzó su ira hacia algunas lejanas estrellas. Deshizo la integración de aquel tejido cerebral que estaba conectado a su cabeza. Después realizó otras modificaciones, pero para cambiar su estado anímico. Realizó las configuraciones adecuadas, y la calma pronto se presentó.

—Señor, disculpe, ¿podría sugerirle algo? —Se acercó hacia su interlocutor y aumentó el volumen de su voz sintética—. No es necesaria la Quintaesencia después de todo.
—¿A qué te refieres? Me estás intentando decir que...
—Sí, un metaser. Me he informado de los saltos que ha hecho uno de ellos, en forma consecutiva, desde los universos más lejanos, y que está dirigiéndose al universo 0. He visto 
esto gracias a que me introduje en las bases de datos del sistema interuniversal de Vita.
—Ya veo. ¿Y dónde está ese metaser?
En este instante... Ahora está en 653+11K+723G, luego en 122+4K+723G, enseguida en 491+997K+999M+722G...
—Está muy lejos de mi alcance de percepción de partículas. Son saltos realmente rápidos los que realiza a cada segundo esa entidad. Aprovechemos para realizar las ecuaciones necesarias y preparar las partículas para cuando aquel pase por este universo. Todo tiene que salir con la mayor precisión. Te encomendaré varias tareas que requerirán de toda tu atención.
¿En qué puedo ayudarle, señor? —decía con un tono que había pasado de un agudo hacia un grave.
Seguirás dentro de las bases de datos y estarás al pendiente del avance del metaser. Harás ecuaciones usando los datos de los saltos de esa entidad y me mostrarás el posible progreso futuro. Me deberás avisar cuando el metaser esté por acercarse a mi alcance de percepción. Asimismo te encargarás de analizar en qué punto del universo aparecerá. Yo prepararé las partículas para la modificación para cuando el momento se aproxime, luego las llevaré hacia donde vaya a aparecer el metaser. Es mejor realizar la modificación desde este mismo universo ya que, como habrás visto antes, es más complicado hacer cálculos para cuando se trata de un universo cercano, y que puede ser afectado por cambios, al universo a modificar.
—De acuerdo, señor, pero quisiera también informarle otra cosa.
—¿Qué ocurre? —Miraba al servograma con fijeza.
—Señor, el multiverso está desapareciendo. Los datos de los universos más lejanos, que usaban este sistema interuniversal, se han interrumpido, y así siguen desapareciendo rápidamente, hasta alcanzar a futuro, como es de esperarse, al universo 0.
Markem se quedó pasmado. Permaneció así por unos momentos hasta que, gracias a la intervención de Serma, este pudo salir de ese estado. Ambos se pusieron a trabajar con ecuaciones y con partículas. Estaba claro que el tiempo no era algo que pudiera desperdiciarse. El fin estaba confirmado.

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martes, 26 de noviembre de 2013

El conocimiento oculto

Los deseos son simples preguntas que el cuerpo no encontrará. En la cavidad del alma yace la respuesta. El futuro y el pasado se unen y forman una realidad, la presente. El corazón es la llave y puerta que conducen hacia lo intangible. Los sueños son la manifestación inevitable de aquel lugar. La desesperación y el odio son la manera más fácil de negar la realidad de lo que está más allá: la trascendencia y el eterno secreto.

La llave la constituye el insustituible anhelo de lo desconocido. Es menester procurar que la curiosidad y la voluntad sean cosas totalmente aisladas. La cerradura es la iniciación, el proceso hacia lo magnánimo y lo que el corazón niega. La llave y la cerradura mantienen la pureza del ser. La apertura y el cierre del espíritu es el ciclo eterno, y ninguna de las etapas puede ser evitada. El corazón ordena al pensamiento insondable y necio; el cuerpo se aferra a la opinión del espíritu. La belleza de lo oculto duerme, se revela para después hundirse en el tiempo, permanece insomne y, finalmente, cede ante otro letargo.

La recompensa la constituye el saber de lo lejano. La paciencia es la victoria y el acceso a la puerta de lo antinatural. La más sublime representación del ser está tras las cortinas de lo no concebido. La luz ciega al buscador de la verdad. La oscuridad permite que el interesado se pierda en la mentira. La respuesta yace en el grisáceo contenedor de lo etéreo, de la justa duda y del conocimiento auténtico. La neutralidad concede y deniega, pues es intermediario entre el pensamiento y el acto.

Lo exacto, los límites y lo tolerable, eso es lo deseable, la esencia de todo lo que fue y de lo que está por llegar. El pasado es el conducto hacia el recuerdo inútil. El futuro es el medio hacia la imaginación fútil. El presente es el código que rige lo que es necesario. El acceso se encuentra en los extremos opuestos. El punto medio es la clave para la obtención de la realidad y lo que está más allá del alcance de esta.

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lunes, 25 de noviembre de 2013

El espíritu de lo increado - Multiverso

Bassil estaba en la sala de conferencias junto con su compañera, Alexia Fander. Estaban revisando algunos documentos que, en efecto, confirmaban la desaparición de señales desde otros universos. No podía ser posible que los sistemas dejaran de funcionar, por obra de alguien, ordenadamente, desde los universos más lejanos comunicados, y acercándose al universo primigenio, o el 0.

—Mira, como te dije antes, algo está destruyendo poco a poco el multiverso. —Señalaba Alexia algunos datos de unas hojas electrónicas.
—Sí. Vaya egoísmo de aquellos increados.
—Esto puede evitarse, pero todo a su tiempo. —Dirigíase esta hacia un estante con algunos alimentos.
—Pero, ¿y creer que este puede ser el fin? Nuestro multiverso está hecho de un poco de inmateria. Ellos tienen una cantidad infinita. ¿Al menos no pueden dejar intacta esta creación? Seguro debió costar gran trabajo programarla, y aun así piensan deshacerla.
—Es la curiosidad, como tú dijiste. Nosotros, seres creados, alguna vez hemos destruido cosas sólo para ver cómo luce eso, o para ver qué pasa después. Nosotros, a diferencia de ellos, hemos podido establecer límites respecto a eso, aunque después de ver las consecuencias de dichos actos. Los increados, por otro lado, no tienen esa capacidad. Seguirán haciendo y deshaciendo, así, por la eternidad. Otro multiverso u otro tipo de creación puede tener lugar, o quizás ya lo tiene, o lo tuvo.
—Sí. ¿Qué será de este multiverso? También tienes a un transportador que por poco lograba llegar a este universo. ¡Cuán peligroso hubiera sido eso! También está el metaser del que fuimos informados recientemente por el sistema interuniversal. Ya todos sabemos que algunos metaseres viajaron hacia la increación hace muchísimo tiempo. Hicieron de esta creación un caos aunque, gracias a otra Quintaesencia, todo se reestableció.
—Es difícil saberlo. —Se servía ella una taza de elíxir selenita.
—Todo, todo es raro. Hace tiempo este metaser emprendió su viaje, sin que pudiera hacerse algo al respecto. Hace poco se conoció de la existencia de una Quintaesencia. Hace casi nada un transportador casi la alcanzaba. Y ahora todo está muriendo por los increados. ¿Existe aquello a lo que llaman casualidad, o todo está predestinado?
—¿Por qué no habría de pasar todo al mismo tiempo? El multiverso lleva muchísimo tiempo existiendo. Las coincidencias pueden tener lugar. Ya era hora de que algo así ocurriera —decía esto mientras veía con gran atención el semblante de su interlocutor.
Todo esto me hace preguntarme demasiadas cosas. ¿Cuál es el fin de la creación? ¿Por qué existe la increación? ¿Habrá más existencias de otros tipos?
—Tú, ni nadie más, lo sabrá. ¿Acaso debe haber algún motivo? ¿No pueden simplemente existir sin tratar de ser justificadas o explicadas? Nosotros tan sólo estamos aquí, y aspiramos a mejores cosas.

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viernes, 22 de noviembre de 2013

El espíritu de lo increado - El aspirante a dueño del multiverso

Markem Svassiato estaba sentado contemplando las dos lunas que decoraban el cielo diurno. Se sentía demasiado frustrado por su intento fallido para hacerse de aquella entidad. Su frustración se tornó en ira. Este desgarró lentamente el cielo planetario, causó un gran cráter sobre uno de los satélites naturales, destruyó varias montañas y causó la explosión de una estrella ubicada a unos cien pársecs de ese planeta. Se quedó pensando: "¿Cómo es que demoré tanto en las configuraciones adecuadas de las partículas? Si tan sólo lo hubiera hecho más rápido, ahora mismo tendría a la Quintaesencia". Pasó un rato, luego se apareció ante él un servograma.

—Señor, ¿necesita algo? La computadora muestra anomalías en su sistema nervioso. —El servograma se había puesto en estado de espera.
—No, gracias. Ahora mismo modifico mi cuerpo. —Realizó algunos gestos extraños y repentinamente cambió su parecer—. Necesitaba sacar parte de la ira del modo antiguo, pero ahora terminé completamente.
—Lo detecto, señor. Por cierto, traje los libros para que los asimile.
—Muchas gracias. —Realizó algunos movimientos de manos, al tiempo que partículas se integraban al proyector del servograma.—¿Quiere que lea?
—Sí, ¿por qué no? —decía con cierta alegría—. Permíteme hacer un lugar en el cual reposar.
—Disculpe, ¿puedo preguntar algo antes? —Parecía que, en ese servograma, existía cierta empatía.
—Adelante. ¿Qué quieres saber, Serma?
—Señor, usted realizó modificaciones en ese hombre de la escena, ¿verdad?
—Sí. Su estructura me dio a entender que era un acompañante de la Quintaesencia. No pude contenerme con él. Usaste el escáner para ver los cambios en esa región, ¿cierto?
—Así es, señor. Veo que realizó varias modificaciones después de aquel intento.
—Sí, Serma. Ya lo tenía todo calculado. Como sabrás, si modifico en este universo algo, en los próximos, y que pueden ser afectados, también hay cambios, aunque estos cambios van disminuyendo, cuanto más lejos estén ciertos universos, del universo modificado. Tenía las ecuaciones en mi cabeza, todo. La modificación en este universo iba a ser más notoria, pero estaba todo hecho para que, en el universo en el que estaba la Quintaesencia, esta pudiera ser modificada adecuadamente.
—¿Y qué seguirá ahora, señor? —Comenzó a titilar más frecuentemente Serma.

Permaneció un momento en silencio pensando. El cielo lucía algo anormal, producto de las modificaciones hechas anteriormente. Súbitamente Markem tuvo un sobresalto.

—¡Ella ha realizado un nuevo salto, ahora hacia 549+918K+8M! Sé dónde está exactamente. ¡Vaya casualidad! Pero no tengo el tiempo suficiente para hacer ecuaciones. Esto tomará más tiempo con este actual cerebro.

Markem realizó una modificación sobre sí mismo. Había integrado otras partículas y creó tejido cerebral que funcionaba perfectamente. Realizó los cálculos lo más rápido posible. No tenía mucho tiempo, porque era posible que ella se moviera de ese lugar y que él perdiera el rastro de las partículas. Así que este actuó, pero su intento había sido nuevamente en vano. Las ecuaciones habían estado mal. Todo se tradujo en una horrible plasta en un muro de la habitación donde se encontraba la Quintaesencia.

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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Recuerdos

Alicia estaba mirando el riachuelo. El cielo estaba siendo ocultado por unas nubes de lluvia. El viento se sentía cada vez más fuerte. A lo lejos podían verse a las personas dirigiéndose hacia sus casas. Sin embargo, ella seguía sentada en la orilla, esperando a que lloviznara. Pasaría algo de tiempo para que eso tuviera lugar. Aún tenía cosas por hacer. El tiempo era algo que no quería volver a desperdiciar. Hubo estado ella, durante las horas anteriores, tallando pequeñas figuras en trozos de madera: algunos conejillos con colmillos, árboles con apariencia humana y una pequeña niña con aspecto algo terrorífico. Ella era muy buena haciendo eso, pues se veía en la calidad y en el poco tiempo invertido por cada pieza.

Su madre le había pedido, desde la mañana, que fuera por algo de agua. Esa era la tarea que debía hacer, mas ella se había quedado encantada formando tan bellas figuras que pronto se convertirían en ornamento de su casa grisácea. Si bien ella había usado el tiempo en algo que prefería hacer, no había dejado de lado las labores encomendadas por su madre, y era por eso que ella estaba junto al riachuelo llenando los baldes. Aunque esa labor había quedado interrumpida ya momentos atrás, pues la niña estaba contemplando el agua que avanzaba lentamente. Veía los pequeños seres caminando por el fondo, cargando a cuestas una roca cada uno.

Esos seres eran muy similares en cuanto a su forma, pero el color era algo muy variable en ellos. Se podían apreciar algunos en tonos oscuros, otros en tonos claros, otros translúcidos, unos resplandecían, y así, una gran variedad en cuanto a colores. Ella, con una curiosidad que no pudo contener, dirigió las palabras hacia una de esas pequeñas entidades.

—¿A dónde llevan esas piedras?
—Oh, hola, pequeña niña, tal parece que te has dado cuenta de nosotros. ¿Por qué quieres saberlo?
—Porque me gusta saber cosas nuevas.
—¿En verdad? Te lo contaré, no sin antes salirme de esta corriente. —Se desvió de su trayectoria y salió junto con la roca que llevaba cargando, para luego dejar esta sobre la orilla—. Bien, verás, estas rocas las usamos para construir nuestras casas. Las texturas, las formas y los colores que tienen las hacen especiales.
—¿Por qué son especiales? —Ella comenzó a sentir más curiosidad.
—Simplemente para nosotros lo son. Verás, todo lo que hay en este mundo es relevante. Para nosotros estas rocas representan algo muy importante. Les hemos dado mayor valor que el resto de las cosas. Hace mucho tiempo nosotros vivíamos bajo el agua, pero pasó que, nuestros antepasados, encontraron más hermosa la tierra, y decidieron habitarla. Estas rocas se convirtieron en un símbolo, algo que haría recordar nuestros orígenes, aunque claro, este deseo de volver a vivir bajo el agua no existe entre nosotros, salvo para algunos quienes lo hacen.
—¿Entonces no es malo llevar esas piedras que les recuerden también un lugar al cual no quieren regresar?
—Podría decirse que es malo, pero como dije antes, esto siempre tiene algo de positivo. ¿Tú tienes algo importante?
—Sí, a mi mamá, y unas figuritas de madera que he tallado —decía ella con orgullo.
—Bien, para nosotros nuestros orígenes son importantes. Es algo que quedó atrás, como dije, para muchos. A pesar de ello no deja de ser significativo. ¿Qué pasaría si algún día perdieras algo importante?
—Me sentiría triste.
—Y recordar no es malo, siempre y cuando el pasado no se convierta en tu presente. Así tú, algún día, puedes hacer algo para rememorar a las cosas que son muy importantes. Nosotros llevamos las piedras para simbolizar la anterior vida bajo el agua. Tú podrías llevar el recuerdo en tu mente, o hasta podrías representarlo, como nosotros. Hacer mal uso del recuerdo lleva al estancamiento. El recordar es bueno cuando se usa para aprender, valorar y respetar.

martes, 19 de noviembre de 2013

El épico sueño de la ceremonia

Bueno, este sueño ya tiene historia. Años atrás que llegó a mi mente rara. Pero sí, aún lo recuerdo, todo ahí, igual. Fue realmente curioso. Recuerdo la escena: una ceremonia al aire libre, sobre el césped, cerca de un elegante salón de eventos en donde se haría la cena. El salón era de tipo americano, de color blanco, alto, de madera, sólo una planta. Alrededor del lugar había árboles, y creo que, en algún momento, llegué a ver algunos carros de golf por ahí. Había mucha gente congregada. En una parte había una lona grande que protegía, a los invitados, del sol. Lo curioso es que todas las personas reunidas allí eran afroamericanos. No me malentiendan, no quiero ser racista, ni estoy ávido de discriminar, nada de eso, sino que quizás mi mente creó esa escena sabiendo que la gente afroamericana da el toque cómico, hasta a las cosas que no pueden parecer graciosas.

En fin. Tal parece que esa ceremonia era para premiar, o hacer un reconocimiento, a un equipo o jugador de fútbol americano. Eso no me quedó muy claro que digamos y es que, el anunciador de televisión (sí, así es, este evento estaba siendo televisado), no dijo en sí la razón de la reunión. Total que, sí, la gente bajo las lonas, o carpas, llámense como se desee llamarlas, eran personas de la tercera edad. El anunciador habló del evento con gran emoción, y hasta la cámara enfocó a dos viejitas casi alcanzando el éxtasis, mientras él decía: "Ellas saben". Los ancianitos estaban ahí muy atentos a todo lo que pasaba en la ceremonia.

Después pasó al frente el maestro de ceremonia. Todo con su traje negro, muy formal: la elegancia paseaba por los alrededores, como un aire que confería solemnidad. Él, con sus papeles sobre el estrado, y ajustando el micrófono, se preparó para el discurso. Aquél hombre habló, para introducir el evento y, hacer un llamado a los aplausos, para recibir a los que iban a recibir el reconocimiento o premio, o quién sabe qué era. Pasaron aquellos jugadores de fútbol americano y tomaron asiento. El discurso continuó hasta que, en cierto parte, el maestro de ceremonia llamó a uno de los jugadores para que pasara al frente. Aquél se levantó, avanzó hasta medio camino, y de repente... ¡Una anciana se lanzó hacía él! ¡Fue con su silla de ruedas eléctrica y lo tumbó! Fue épico. Era increíble que esa anciana haya podido abatirlo. Fue como una furia espartana que había surgido de ella. Poco después, mucha gente se levantó y se dirigió hacia el jugador que estaba en el suelo para ayudarlo. Jamás me esperé que algo así pasaría. Pero sí, pasó, un sueño tan extraño. Y bueno, eso fue todo. Un poco raro, por no decir "ultrarraro".

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domingo, 17 de noviembre de 2013

El sueño de la chica coprofágica

He tenido sueños extraños, pero este sí que fue demasiado. Más bien diría que esto se trata de una pesadilla, en donde el soñador, que a la vez es protagonista, es torturado no físicamente, ni mucho menos con un drama del corazón, sino que el terror es presentado en forma de un martillazo directo a la mente. Esta es una de las peores cosas que haya soñado alguna vez. Y bueno, comencemos con este épico sueño, o pesadilla, todo depende de quién lea esto.

Veíame yo en una casa lujosa, de esas con aspecto europeo, con sus balconcillos, ventanas amplias, techos inclinados, con una edad de, más o menos, dos o tres siglos. ¡Quién sabe! Soy malo en esto de calcular la edad de las cosas. Prosigo. Esa casa tenía un tapiz hermoso, rojizo, con algunos ornamentos en él, como plantas o algo así, bueno, enredaderas de color negro. La alfombra era color beige o khaki. Todo era hermoso. Había relojes antiguos y hermosos cuadros. Debo decir que esa casa lujosa no era muy grande, no en comparación con las residencias portentosas de la clase alta. La casa debía medir, a lo ancho, aproximadamente unos treinta metros, y de largo unos cuarenta o cincuenta metros. La casa tenía dos plantas. Yo estaba en la planta baja. Alrededor de la casa había césped, salvo en la parte que estaba enfrente de la puerta, pues ahí había piedra decorativa. En esa parte del pasto también había unas sillas blancas de madera, una fuente de piedra que combinaba perfecto con el lugar, además de varios artículos para el mantenimiento del lugar. Toda la propiedad estaba rodeada de una valla metálica, rodeada por enredaderas y otros arbustos.

Claro, nada de eso suena perturbador. Lo perturbardor era una chica hermosa, rubia, con ojos, quizás, de color cafés, o tal vez color miel, además de que ella era alta, no más que yo, sino a la misma altura. Ella estaba vestida con pantalones negros ajustados, una camisa roja de manga larga, de esas que tienen un diseño como de cuadritos, y llevaba unos lentes de esos grandes, con bordes gruesos, en color negro. Su peinado, sí, un fleco hacia un lado, algo así como emo, aunque no le tapaba los ojos. Sí, una chica espectacular, aunque con una terrible filia.

Ella me saludó ahí en la casa. Había otras personas por ahí, o eso me dio a entender el murmullo del lugar, que a la vez se mezclaba con hermosa música underground, tipo hardcore punk y screamo. Yo, parano ser un maleducado, la saludé. Platiqué con ella y todo, hasta parecería que yo le agradaba demasiado. En fin, decidimos abandonar la casa que ocupaba toda la cuadra, sí, aunque el tamaño de aquella pequeña mansión fuera miserable. Las calles eran muy oscuras. Sólo eran salvadas ciertas partes de ellas que eran iluminadas por tenues lucecillas. Casi no había autos en las calles. Ella y yo caminamos y cruzamos unas dos o tres calles, hasta que llegamos al lugar del terrible acontecimiento. Y no, no me condujo hacia la oscuridad para luego violarme, nada de eso, que en todo caso no hubiera sido tormento, sino placer mundado.

Llegamos a una casa cuya entrada principal daba directamente hacia un baño. Parecía el único cuarto. La puerta de ese recinto era de madera, enorme. Entramos. El piso tenía mosaicos. Las paredes eran blancas. Ahí había un lavabo, una tina y un enorme retrete. El retrete tenía un sifón enorme hacia el sistema hidráulico que conducía a otros lugares mágicos, bueno, no. Mi acompañante, esa hermosa chica interesante, sí, ella se metió al retrete y comenzó a lamer los residuos de heces fecales, del inodoro, mientras aguantaba la respiración. Y se quedó unos momentos ahí, lamiendo, mientras el aire se le terminaba, pero esto parecía producirle placer, sí, el estar apunto de ahogarse y seguir degustando ese jodido alimento infernal. Eso me causó un terror tremendo. Momentos después se salió de ahí como si nada. Yo con el pánico, ella con la tranquilidad de un monje budista.

Segundos después ella me preguntó que si yo quería tener relaciones sexuales. En los sueños uno, como hombre, no se niega (ajá, sí, usa ese argumento barato para justificar tus actos). Le dije que sí, y total, que me puse un preservativo, pero era extraño, porque era prácticamente una jodida envoltura o bolsa de pan, a la cual se conectaba un tubo de un extremo y creaba vacío, mediante la extracción del aire del envoltorio. A pesar de eso, no hubo nada guarro, pues el sueño terminó. Pero, ¿qué opinan ustedes de esto? Me jodió la mente.

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sábado, 16 de noviembre de 2013

El otoñal camino muerto

El sol pude ver escondiéndose. ¡Tú, sol cobarde que te atreviste a huir de mí! Allá reposan más estrellas que desearían posarse sobre mí. Vete ya, deja que esa hermosa luna ocupe el lugar que queda vacío cuando tú estás. Tu calor no es protección en estos tiempos en que el cielo comienza a volverse pesado y cae. Las hojas se secan y cubren esta presencia iracunda. El deseo por la verde arboleda provoca la nostalgia en mí. ¿Acaso no hay manera de que pueda esconderme y esperar hasta que vuelva mi amada vida?

No deseo caminar bajo las ramas de aquellos mendigos, que hubieron sido desprendidos de sus ropajes por el egoísmo de lo natural. De alguna u otra forma, se las han arreglado estos señores para sobrellevar el castigo. Han soportado los violentos golpes de la brisa gélida, el peso del blanco cielo que no pudo mantenerse firme en las alturas, y la privación de esa luz que emana del egoísta viajero de los cielos. No quiero caminar cerca de ustedes, pues no tengo el derecho, o el merecimiento, de posar estas plantas en el mismo suelo que aquellas valerosas almas.

Descenderé esta noche hacia el valle donde se oculta lo perdido y lo deseado de corazón. Me haré de las ilusiones guardadas bajo cada capa de ese lugar. Me fundiré en el cálido manto nebuloso y esperaré pacientemente el ascenso de mi amada protectora que me resguarda de la oscuridad. Me haré volátil, cubriré cada roca y mostraré el respeto, seré víctima del rumor de las plantas que bailotean sobre el sendero, viviré cada momento, pasearé por mis recuerdos por última vez, y expiraré para formar parte de este suelo que me sostiene.

Contemplaré en la agonía esos hermosos momentos de dicha. Valoraré la presencia y la ausencia de mis semejantes. Cederé ante ese inevitable momento, no sin antes pedirle un poco de misericordia a la muerte: solicitaré unos cuantos segundos para realizar una adecuada despedida. Agradeceré mediante palabras ininteligibles por todo lo vivido. Permitiré que emanen, de mí oscuro ser, acuosos lamentos que despertarán la satisfacción y el arrepentimiento. Seré consciente de que mi esencia fue, o será, incrustada en el pensamiento de algún errante, amante de la soledad.

¡Bendigo este camino muerto! ¡Agradezco a la pequeña luz que me recibió! Tengo la dicha de respirar, una o dos veces más, sobre este fango que ahora devora mi alma pero, que a la vez, la mantiene arropada. Sea la incipiente nieve una digna bienvenida hacia la muerte. Es hora de que los momentos se disipen. Admita lo natural a un hombre impotente, decadente, condenado a perder el discernimiento entre la dicha y el vicio. No hay momento, en que se valore algo con mayor intensidad, que este.

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viernes, 15 de noviembre de 2013

El espíritu de lo increado - Universo 0

Bassil Loredi paseaba cómodamente sobre un camino cerúleo. Se dirigía ahora hacia la sala de conferencias para consultar la información reciente. Había estado observando un rato el cielo, momentos atrás. Aquello ya estaba oscuro, y el frío empezaba a sentirse en el ambiente. Antes de llegar al lugar, se encontró con su compañera:

—La Quintaesencia está a salvo. Pronto será trasladada a este lugar desde 192+917K+8M. Quienes están a su cargo quedaron detenidos en una estación de ese mismo universo —decía la mujer que había aparecido.
—¿Y eso como por qué? ¿Qué pasó? —preguntaba Bassil interesado.
—Verás —hizo una pausa y suspiró—, hicieron un viaje mediante un espacio de materialización. Una de ellos, viajera llamada Lidie, sufrió daños por problemas con nuestro universo.
—Ya veo, así que sí afectó a ese sistema de viajes.
—Sí, aunque ya fueron reconstruidos los tejidos dañados de ella. Ya está todo bien. Ahora se dirigen con la Quintaesencia. Por lo pronto se quedarán en ese universo. El sistema sigue bloqueado.
—Ya lo creo. —Miro hacia otro lado y se quedó pensativo.
—También han ocurrido desgracias en 20+919K+8M y en los universos próximos. Un transportador ha causado graves alteraciones en ese universo, con lo cual las consecuencias en los cercanos fueron inevitables. Fue el mismo transportador quien, por poco, se apoderó de la Quintaesencia.
—¿Qué tal la comunicación con esos universos?
—Con los universos cercanos, al alterado, sigue más o menos estable la comunicación con los vigilantes. Desde el universo 20+919K+8M sólo se han enviado mensajes con información generada por computadoras. Es posible que los vigilantes de ese universo hayan muerto. Las computadoras registraron los cambios en las partículas de 20+919K+8M, y con reducción gradual, en cuanto a cambios, en los universos próximos. Así fue como me enteré de eso. Nadie más puede hacer modificaciones.
—¡Vaya tragedia! Es el triste destino al que estamos atados, nosotros, los vigilantes. —Volteó a ver a su compañera.
—Hay algo más terrible. La comunicación con los universos de la lejanía se ha interrumpido totalmente. No hay ningún dato nuevo. Cada dato, como sabrás, tiene una hora, la estándar entre universos. Cada último dato de cada universo da a entender que el multiverso está siendo eliminado. El universo más lejano donde había inteligencias comunicadas a nosotros, es decir, 121+340P+989Z+901Y+101-R90, dejó de enviar información. Desde los universos anteriores a ellos también ha ocurrido. Existe una diferencia mínima, entre la hora y fecha de fin de transmisión de datos, de cada universo.
—Los increados no se detuvieron. Esos seres poseen una inocencia y curiosidad que resultan peligrosas. Lo más rápido posible debe ser trasladada a este universo, la Quintaesencia, para detener esto. No creo que nadie quiera terminar deshecho por esas cosas sin emociones.
—Lo mejor será que los viajeros empiecen a instruir a la Quintaesencia desde ese universo, y no desde este, el 0.

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jueves, 14 de noviembre de 2013

La verdad sobre el gorro de "castigo" o dunce cap

También conocido como capirote, dunce cap, dunce's cap o dunce's hat, "gorro frigio mágico", e igualmente como el "gorrito en forma de cono que sirve para señalar a los burros de la clase". Es el mentado gorrito que termina en punta, con forma de cono, vaya. Muchos han visto este objeto como un irremediable símbolo del desprecio, de la humillación pública, de la falsa justicia y del autoritarismo. Su aplicación se ha extendido en las escuelas. En realidad, este dista mucho de ser lo que muchos piensan. Muchos dicen: "Este objeto es usado sobre una persona que ha tenido un mal comportamiento, o que no estudió, o para señalar a alguien que es ineducable". Este artefacto, casi elevado al nivel de algo sagrado, es el símbolo del cambio interno, de iluminación. He aquí el verdadero significado de este, casi bendito, objeto que cambia la vida de su portador.

Esto, a pesar de ser considerado como una sanción, es más bien una prueba, un reto para superarse a sí mismo. El ritual da inicio, tras haberse encontrado a aquel que necesita el crecimiento espiritual, de la siguiente manera: 

— el sujeto es llamado por el que tiene el control del gorro, en este caso, el docente o profesor;
— este debe levantarse, preparándose mentalmente para el reto futuro, y desprendiéndose de las cosas materiales;
— a la vez que sus compañeros, o pueden estar en silencio, como símbolo de respeto, y deseando lo mejor, u orando, en sus mentes, o pueden estar creando el bullicio, lanzando improperios o insultos, burlas, o como dicen, haciendo bullying, aunque esto se hace conscientemente para darle coraje al elegido, para desafiarlo a que se supere, todo con buenas intenciones;
— el sujeto realiza una procesión solemne hacia el frente del salón, donde se le es investido con el respeto no expresado por parte de sus compañeros, y donde se le coloca el, casi magnánimo, sombrero puntiagudo, el cual no representa otra cosa sino la sabiduría o el control de la propia mente.

Este ritual es tan sólo el preludio a la verdadera peregrinación: el viaje hacia alguna esquina del salón. Pero, ¿qué simbolizan las esquinas? Todo depende del salón de clases, o cuarto, en el que se esté. Generalmente la habitación tiene cuatro esquinas, que pueden simbolizar: los cuatro puntos cardinales, los cuatro elementos, las cuatros letras que integran el nombre de dios, es decir, el tetragrama, y las cuatro estaciones. Sin embargo, si esto varía, es decir, que tiene más de cuatro esquinas, simboliza la trascendencia material del lugar, lo metafísico, lo sagrado, las dimensiones que están más allá de lo perceptible, la infinidad del universo y lo que no ha sido creado.

Aclarado eso, pues, sigamos con el kármico y místico mundo del gorrete de la trascendencia. El portador ahora, con su gorro de la clarividencia, emprende el viaje hacia una de las esquinas del aula, dependiendo de dónde haya sido asignado. El docente o profesor decide esto, de acuerdo a la compatibilidad o afinidad, del elegido, respecto a cierta esquina. El candidato a la iluminación mira al resto de sus compañeros, con terrible abatimiento, quienes, junto con él, adoptan este estado, ese al que pronto se sobrepondrá el portador del dunce cap. Dunce tiene un significado cabalístico. Pronunciado como /dʌns/, esta palabra representa el sonido de la iluminación, del alcance de la perfección.

El que usa el gorrito, ya una vez en su esquina, y mirando hacia la pared, comienza meditar. Esto no es una alegoría tibetana, ni un castigo, es el comienzo de la trascendencia, el inicio del retiro espiritual auténtico. El elegido empieza a reflexionar sobre el mal causado por su ignorancia o su insensatez. Empieza a dilucidar, para sus adentros, las razones de tal mal, para que quede en claro que existe, que sea consciente, y así tenga bien en cuenta que este debe cesar. Una vez hecho esto debe aprender a evitar el comportamiento no deseable y no favorable, para, finalmente, permanecer en silencio durante mucho tiempo y, de este modo, alcanzar la iluminación, la perfección, la trascendencia. Esta, cuando es alcanzada, es notada por el resto de los que ocupan la habitación. La docente procede con la remoción del gorro espiritual y envía, al alumno ya iluminado, a compartir el resto de su existencia material, en armonía, con el resto de sus compañeros.

Como podemos ver, el gorro no representa castigo. Dista mucho de aquello. El gorro permite al elegido vencer el mal de la existencia física que, en algún momento, causó daño a otros o al portador. Bueno, espero que les haya gustado este artículo friki. Debo dejar los porros. Saludos.

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