El espíritu de lo increado - Partículas

Lidie y Vannigram había realizado el viaje hacia el universo de la Quintaesencia. Habían terminado en el espacio de materialización de la ciudad Nowia. Al salir de los tubos se toparon con un vigilante.

—Por favor, señores, pongan la muestra de ADN para el registro de viaje —decía el responsable del espacio de materialización.

—No me siento del todo bien —comentaba Lidie con un malestar creciente.

—Disculpe, ¿qué ha pasado con el sistema? —preguntaba Vannigram—. Esto no debería pasarle a ella.

—Lo siento, señor. Hemos experimentado serios problemas en cuanto a la estabilidad de partículas. ¿Sabe usted lo que está pasando con el universo 0?

—No he verificado recientemente la información del sistema interuniversal. ¿Qué sucede?—su semblante cambió por uno de extrañeza.
—Esta información de hecho acaba de producirse, pequeños instantes antes de su aparición. El universo 0 está experimentando cambios terribles, cosa que está afectando al comportamiento de los demás universos. Por esto mismo, momentos atrás, los viajes por los tubos se cancelaron. El sistema no pudo detener a tiempo el de ustedes. Precisamente se detuvieron para evitar cosas parecidas a estas. Vaya, permítame revisar si no fue grave lo de su acompañante.

El responsable del lugar revisó una lámina iridiscente. Miraba la lámina de extremo a extremo, y esta automáticamente cambiaba de colores. Ese artefacto funcionaba con el movimiento ocular y con la reacción de las pupilas. Activó unas gráficas que mostraron datos relevantes al viaje. Él movía sus ojos en una forma que resultaba divertida.

—En verdad lo siento, señorita. Permítame llamar a los sintetizadores. —Pasó la mano sobre una pared y activó una llamada para ayudarla—. El viaje no produjo daños en el cuerpo, excepto cerca de uno de sus pulmones. Algunas partículas de ella se quedaron en el tubo del otro universo. Mire, ahí vienen. Ellos reconstruirán el tejido restante.

Pequeños seres artificiales, con aspecto esférico y textura metálica, se acercaron hacia ella. Avanzaban levitando. Se aferraron a varias partes del cuerpo de ella, y la llevaron hacia el cuarto de síntesis. Mientras eso ocurria, Vannigram extrajo un paquete de parches dosificadores. Tomó uno de esos parches y lo colocó sobre su mano.

—Lamento mucho lo sucedido, señor —decía el responsable con su rostro un poco angustiado.
—No se disculpe conmigo, sino con ella, aunque ya lo hizo. Ahora, ¿qué pasa con el universo 0?

—Lo diré lo más resumido posible. Los increados planean eliminar el multiverso. Después de todo no somos más que seres físicos que no tienen importancia para ellos. No tenemos propósito de existencia para ellos, excepto el de divertimiento.
—¿De nuevo? ¿Es en serio? —Vannigram parecía estar algo relajado por el parche.
—Sí. Es necesario que la Quintaesencia actúe pero ya.
—Oh, sí, señor. Ya lo creo. Precisamente mi compañera y yo estamos para instruir a la Quintaesencia. La prisa nos perseguía debido a otros dos asuntos, aunque, ya con esto que me acaba de decir, son tres. Primero el relacionado con un transportador, luego otro con un metaser y, finalmente, este de los increados. Aunque también ha de saber usted que la Quintaesencia no fue descubierta sino hasta hace poco.
—Sí. Fui informado de ello. Vaya, tanto trabajo que tiene la Quintaesencia. Y pensar que todo es, o por el control de la increación, o por el del multiverso.

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