sábado, 2 de noviembre de 2013

El espíritu de lo increado - Un cambio súbito

Ya nada podía parecer extraño. Vania se había dado cuenta de algo. Había podido convencer a dos personas, las había persuadido. Pudo eludir dos situaciones distintas. ¿Cómo lo había logrado? No obstante las ideas que nacían en su cabeza parecían haber tomado algo de sentido. ¿Y si intentase algo como eso de nuevo? No sería nada fácil. Decía ella para sus adentros: "A ver, vale, me sentaré aquí y probaré esto".

Estaba ella contemplando la pared que enfrente tenía. Era un gran esfuerzo lograr aquello que antes pudo. Así se quedó cuando, repentinamente, apareció una ligera marca, una mancha diminuta, de color café, sobre la pared. Estaba ella asustada por lo que había visto. ¿Cómo así nada más apareció algo? Nada, aparentemente, había hecho contacto con la pared en el momento de la aparición. ¿Qué era todo eso?

Se sentía ella de hecho muy cansada. Se sentó un momento para mirar las noticias por la televisión. Algo trágico había sucedido.

—¿Qué tal, Vasily? Estamos conectados ahora. ¿Cuál es el reporte? —preguntaba el presentador de las noticias nocturnas.
—Acaba de ocurrir un trágico accidente que, lamentablemente, acabó con la vida de una persona. Un vehículo a gran velocidad arrolló a un hombre de mediana edad sobre la avenida Norte, frente a la empresa Dökkheim. Fue de inmediato identificado como Jakob Jónsson. Al parecer trabajaba frente al lugar del suceso. Algunas personas afirman haberlo visto avanzar correr hacia la avenida en forma intencional. Tendremos más información más adelante.

Vania se había quedado boquiabierta. Era su jefe quien se había lanzado hacia la muerte. No podía creer que eso hubiera ocurrido. Continuaban las preguntas: "¿Qué fue lo que pasó ahora?". ¿Acaso ese pequeño cambio con la mancha tuvo que ver con el otro suceso con su jefe? ¿Deseaba ella que eso pasara? De pronto, el teléfono comenzó a sonar.

—¿Vania? ¿Estás bien, guapa?
—¿Lenia, eres tú?
—Sí, acabo de ver lo de tu jefe por las noticias. Pero dime, ¿todo bien? —preguntaba un poco agitada.
—Estoy consternada. No sé cómo es que... Tan sólo terminé un reporte y me fui del lugar —decía esto con un creciente temblor en sus manos—. Me despedí y, bueno, no sé cómo pasó esto.
—Pensé que te ibas a quedar a trabajar, igual por eso me asusté.
—No, no, yo terminé todo el trabajo. —Empezó a ponerse más ansiosa.
—Vaya, pobre de tu jefe, ¿qué le habrá pasado, tú?
—Eso mismo quisiera saber, parecía todo normal cuando lo dejé. Desesperado él, pero no como para hacer eso. Quizás fui un poco grosera, pero pareció no importarle. —Encendió un cigarrillo y se lo puso en los labios.
—No, ¿quién sabe? Uno ve a las personas felices, y al otro día ya están muertas. Vaya, quizás pasó algo con su familia. Se veía muy buena persona él. ¡Qué lamentable!

Vania permaneció callada. Estaba realmente asustada y sabía que cabía la posibilidad de que ella fuera la responsable de la muerte de su jefe.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario