viernes, 22 de noviembre de 2013

El espíritu de lo increado - El aspirante a dueño del multiverso

Markem Svassiato estaba sentado contemplando las dos lunas que decoraban el cielo diurno. Se sentía demasiado frustrado por su intento fallido para hacerse de aquella entidad. Su frustración se tornó en ira. Este desgarró lentamente el cielo planetario, causó un gran cráter sobre uno de los satélites naturales, destruyó varias montañas y causó la explosión de una estrella ubicada a unos cien pársecs de ese planeta. Se quedó pensando: "¿Cómo es que demoré tanto en las configuraciones adecuadas de las partículas? Si tan sólo lo hubiera hecho más rápido, ahora mismo tendría a la Quintaesencia". Pasó un rato, luego se apareció ante él un servograma.

—Señor, ¿necesita algo? La computadora muestra anomalías en su sistema nervioso. —El servograma se había puesto en estado de espera.
—No, gracias. Ahora mismo modifico mi cuerpo. —Realizó algunos gestos extraños y repentinamente cambió su parecer—. Necesitaba sacar parte de la ira del modo antiguo, pero ahora terminé completamente.
—Lo detecto, señor. Por cierto, traje los libros para que los asimile.
—Muchas gracias. —Realizó algunos movimientos de manos, al tiempo que partículas se integraban al proyector del servograma.—¿Quiere que lea?
—Sí, ¿por qué no? —decía con cierta alegría—. Permíteme hacer un lugar en el cual reposar.
—Disculpe, ¿puedo preguntar algo antes? —Parecía que, en ese servograma, existía cierta empatía.
—Adelante. ¿Qué quieres saber, Serma?
—Señor, usted realizó modificaciones en ese hombre de la escena, ¿verdad?
—Sí. Su estructura me dio a entender que era un acompañante de la Quintaesencia. No pude contenerme con él. Usaste el escáner para ver los cambios en esa región, ¿cierto?
—Así es, señor. Veo que realizó varias modificaciones después de aquel intento.
—Sí, Serma. Ya lo tenía todo calculado. Como sabrás, si modifico en este universo algo, en los próximos, y que pueden ser afectados, también hay cambios, aunque estos cambios van disminuyendo, cuanto más lejos estén ciertos universos, del universo modificado. Tenía las ecuaciones en mi cabeza, todo. La modificación en este universo iba a ser más notoria, pero estaba todo hecho para que, en el universo en el que estaba la Quintaesencia, esta pudiera ser modificada adecuadamente.
—¿Y qué seguirá ahora, señor? —Comenzó a titilar más frecuentemente Serma.

Permaneció un momento en silencio pensando. El cielo lucía algo anormal, producto de las modificaciones hechas anteriormente. Súbitamente Markem tuvo un sobresalto.

—¡Ella ha realizado un nuevo salto, ahora hacia 549+918K+8M! Sé dónde está exactamente. ¡Vaya casualidad! Pero no tengo el tiempo suficiente para hacer ecuaciones. Esto tomará más tiempo con este actual cerebro.

Markem realizó una modificación sobre sí mismo. Había integrado otras partículas y creó tejido cerebral que funcionaba perfectamente. Realizó los cálculos lo más rápido posible. No tenía mucho tiempo, porque era posible que ella se moviera de ese lugar y que él perdiera el rastro de las partículas. Así que este actuó, pero su intento había sido nuevamente en vano. Las ecuaciones habían estado mal. Todo se tradujo en una horrible plasta en un muro de la habitación donde se encontraba la Quintaesencia.

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